COMARCA DE LA TIERRA DEL VINO

FERNANDO III Y VALPARAÍSO

Era la tarde del 24/06/1199, cuando la reina Berenguela I de Castilla, se puso de parto al acampar junto a la fuente del Ángel, en el monte de Valparaíso, perteneciente al término municipal de Peleas de Arriba (Zamora), mientras viajaba de Salamanca a Zamora.

Fue asistida del parto en una Hospedería fundada por el religioso zamorano Martín Cid, un albergue situado en ese paraje, donde se alojaban los peregrinos que iban a Santiago de Compostela.

Allí nació en esa fecha el rey Fernando III «El Santo», que era hijo también de Alfonso IX de León.

En ese mismo lugar, ordenaría Fernando III construir un monasterio, que tendría su relevancia en la Orden del Cister y que desaparecería con la desamortización, no quedando del mismo ni las piedras, que se repartieron entre los vecinos para otras construcciones.

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Como recuerdo del mismo, recientemente el arma de Ingenieros construyó en ese enclave una pequeña capilla, junto a la cual se puede ver la siguiente leyenda:

DETENTE CAMINANTE

Las tierras que pisas se han tejido a través de más de dos mil años de historia. Son los cistercienses en 1143 los que van a repoblar esta tierra apoyándose en la Hospedería de Martín Cid en Peleas de Suso, convertida más tarde en Monasterio Cisterciense, cuna del rey Fernando III el Santo patrón del Arma de Ingenieros.

Asentado este municipio de Corrales sobre las tierras fértiles del monasterio, te ofrece la iglesias de Santa María Magdalena, que merece una detenida visita por su sabia conjunción de estilos arquitectónicos, la iglesia románica de Fuentelcarnero y la ermita de Nuestra Señora de las Angustias, por las purezas barrocas del siglo XVII.

La vid desde la Edad Media fue el cultivo más importante de estas tierras, cuyas bodega son auténticos monumentos. Ya en la Edad Moderna la “Gualda” y el “Zumaque” se recogían por miles de quintales según los censos del siglo XVIII; en este mismo siglo, se citan ciento treinta y tres alambiques para tratar el producto de la vid. Sus casonas y su planta urbana, son un testimonio de la importancia adquirida como centro comercial de la comarca.

En Corrales, durante la regencia de Doña María de Molina, se entrevistaron el Infante Don Felipe y Don Juan El Tuerto, para solucionar sus diferencias como regentes.

(Cuadernillo de Gloria ALONSO MORENO. El Cubo de la Tierra del Vino, su historia, mitos y leyendas)

Los primeros datos que tenemos del monasterio de Valparaíso, son del año 1130, cuando el sacerdote Martín Cid, se refugió en una cueva, a unos 20 km. de Zamora, por el lugar de Peleas, haciendo vida de anacoreta. Primero hizo un oratorio, que acabó siendo un albergue hospital para atender a los peregrinos. Se atendía y auxiliaba a todo aquel que lo necesitaba. Con su espíritu inquieto pidió al Obispo que le ayudase a formar un monasterio cisterciense. El Obispo ayudó a Martín, mandándole cuatro monjes cistercienses, de quienes Martín Cid recibió el hábito blanco del Císter, esto coincidió con el reinado de Alfonso VII, que ayudó a la definitiva formación del monasterio cisterciense. Por ser «varón virtuoso y justo y honesto» junto a sus hermanos monjes, el rey les concede las villas despobladas del Cubo y El Cubeto y más poblaciones zamoranas que estaban exentas de pago de pechos reales que tributarían directamente al monasterio, mandándoles construir en dicha alberguería, un recinto monástico en honor a Santa María. En el año 1143, Fray Martín empezó a erigir el monasterio en un lugar paradisíaco, dnde había abundante agua y caza, lo llamaban Bellofonte. Durante nueve años Martín Cid estaría al frente de Belofonte, muriendo el 7 de octubre de 1152. Tuvo fama de santo en vida. Tras su fallecimiento y devoción por los lugareños iban en busca de remedios y cogían la tierra de su tumba y le echaban agua para dársela a beber a los enfermos. Son numerosos los testimonios de sus milagros llevados a cabo por su intersección en los siglos XVI y XVII.

El monasterio fue uno de los centros más importantes de la orden del Cister en España se hallaba en la provincia de Zamora, en la calzada que unía Zamora y Salamanca, en los lugares de Peleas de Arriba y El Cubo, cerca del monte del Cubeto, a orillas del arroyo del Mirador, fundado originalmente por Martín Cid en el siglo XII. Más tarde, al cambiar de emplazamiento por Fernando III, que llegaría a ser San Fernando, fue el hijo primogénito de Alfonso IX y de Doña Berenguela.

No se sabe exactamente el día de su nacimiento, pero por los datos que se tienen, se deduce que el rey santo nació el día 24 de junio de 1201, tras haberse reunido el rey y su esposa en Toro, donde se encontraban el 31 de mayo. Se debieron trasladar a Zamora para más tarde el rey encaminarse a Benavente, donde se encontraba el día del nacimiento de su hijo y la reina, que iba a Salamanca a dar a luz. El parto se debió adelantar, teniendo que pararse la comitiva de la reina en el pequeño monasterio de Bellofonte.

Existe una leyenda que señala que Fernando III nacería en el monte o en una pequeña cabaña a poca distancia del referido monasterio, lugar al que el rey mandaría trasladarse a la comunidad monástica para conmemorar dicho suceso.

Por el hecho de haber nacido en una zona de monte, fue conocido el monarca con el sobrenombre de «Montano o Montesino».

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Actualmente desaparecido, ni siquiera se puede saber con exactitud su ubicación. Se salvaron documentos, algunas imágenes y sus más preciadas reliquias. Tuvo una vida monástica muy brillante durante siete siglos, cuando comienza su declive, allá por el siglo XIX. En 1806 sufrió en menor medida la facultad del rey dada por el Papa Pío VII de enajenar «la séptima parte de los predios pertenecientes a las iglesias y monasterios y conventos». Después se vio afectado por el expolio y la inestabilidad monástica durante la guerra con los franceses y después durante el inicio del trienio liberal.

Cuando Valparaíso fue suprimido, sus frailes exclaustrados y sus bienes vendidos, dando lugar a la desaparición, pasando por un intento de resplandecimiento del monasterio entre 1823 y 1835. Las reliquias de San Martín Cid y Santa Benigna, las llevaron al convento zamorano de las Dueñas, las imágenes y otros efectos, pasaron a las iglesias de los pueblos limítrofes y a la capital.

El monasterio fue actor principal en el acercamiento a otras instancias y será testigo y víctima de hechos violentos, que atentaron contra su integridad físisa, contra la seguridad de sus miembros, que llegaron amenazar su supervivencia como institución en la tardía edad media, es como un hablar del eclipse de los monasterios. En el caso del monasterio de Santa María de Valparaíso es doble observar una mayor intersección con el entorno que dio origen a muchos vínculos entre los monjes del monasterio y las diferentes formas de la vida medieval.

El Cubo fue uno de ellos, las relaciones con las aldeas de su señorío y los concejos cercanos y el mundo de los laicos, este convento se llamaría Peleas hasta el año 1232, en el que Fernando III, debido a la inestabilidad del lugar, ordenó su traslado a Vallis Paradisis, resultando entonces su nominación como Santa María de Valparaíso.

Las relacines entre el monasterio y el concejo de Zamora, no siempre fueron buenas, sobre todo porque el concejo quería el poder y participar en las riquezas del monasterio de montes, pastos, tierras, arrendamientos, viñas, eras y eriales.

De los litigios que se suscitaban entre el concejo de Zamora y el monasterio, fue famoso el de la delimitación y demarcación del alfor como a los del monasterio. Fue la demarcación que el concejo hizo en los montes de el Cubo y el Cubeto y la consiguiente intromisión en jurisdicción ajena, al  disponeer lugares que el convento consideraba suyos. Las relaciones se tensarony el prior Fernando se presentó en Zamora ante el alcalde, lo interesante es que hombres buenos y caballeros del concejo, pusieron hitos divisorios sin previo aviso al convento y esto dio lugar a numerosos pleitos entre laicos y religiosos. Un nuevo encuentro se realizó ya, no en la plaza de Zamora, sino en el monte de el Cubo, en el que se debatió la jurisdicción del cenobio de Peleas de Suso. No se trató de una audiencia pública, sino de opiniones entre gente de las aldeas y que por recuerdos o el de sus padres y abuelos, pudieron testimoniar a quién pertenecían las tierras. Resutó triunfante el monasterio de Valparaíso y fue juez Don Domingo Juan de Salamanca por el rey.

El despoblado del Cubo fue, gracias al monasterio, lugar de vida y trabajo para las personas que tenían los monjes a su servicio. Al ser un despoblado, los jornaleros tenían que desplazarse al monasterio para oir misa diaria. Los monjes construyeron en el Cubo una pequeña iglesia con un campanario altísimo para las proporciones de la iglesia, pero era para cuando sonaran las campanas en cualquier lugar, los pastores y jornaleros las pudieran oir perfectamente, para saber lo que tenían que hacer, pues era su modo de comunicación: A rezar el Ángelus, vuelta a descansar, arrebatos si sucedía algo, etc.

Cuando el rey Alfonso mandó repoblar Zamora y sus pueblos adyacentes, la primera familia que se asentó en el Cubo, vino de Valdelosa (Salamanca), apellidados Casaseca, apellido que actualmente es bastante común en el Cubo

FUENTELCARNERO

Fuentelcarnero limita al norte con Corrales del Vino; al sur con El Cubo de la Tierra del Vino; al este con Santa Clara de Avedillo y Cuelgamures y al oeste con Peleas de Arriba.

Es uno de los pueblos más antiguos de los que hay al Sur de Duero, junto con Pontejos, Bamba y Sobradillo de Palomares.

La Ruta de la Plata se desviaba por Fuentelcarnero que llegó a tener 2000 habitantes y contaba incluso con un hospital, al parecer hoy transformado en bodega, siendo en su momento de mayor esplendor la capital de la comarca de la Tierra del Vino.

Los Corrales de Fuentelcarnero se hallaban en lo que hoy es CORRALES DEL VINO (de ahí su nombre) y paradójicamente hoy en día Fuentelcarnero es una pedanía de Corrales.

Este cambio se debió a la modificación de la ruta que comunicaba Salamanca con Zamora y el uso de otros caminos, con lo que llegó el declive de esta población que actualmente tiene unos 50 habitantes, siendo la localidad menos poblada de la provincia, junto con Bamba.

La Iglesia Parroquial de San Esteban, de influjo cisterciense, fue edificada en la segunda mitad del siglo XII y se concluyó en el siglo XIII. Originalmente constaba de tres naves, separadas por seis grandes arcos, con torre a los pies de la nave central.

En el siglo XX, entre 1924 y 1930, se perdió la nave meridional y la torre, por lo que actualmente consta de dos naves con tres tramos, mas capilla mayor y sacristía. Igualmente se perdió el grandioso retablo del siglo XVI con pintura italianizante.

Del exterior destaca la fachada septentrional, con triple arquivolta, cimacios y capiteles profusamente decorados con motivos geométricos y vegetales; una ventana ornada con capiteles figurativos; varios canecillos y el rosetón colocado actualmente en el hastial. Y del interior los numerosos y variados capiteles románicos de sus pilares y columnas, que representan motivos fitomorfos, zoomorfos y antropomorfos.

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Aquí reciben culto la Virgen del Villar, una imagen vestidera con restos de una talla del siglo XII, y un Crucificado con el brazo desclavado del siglo XVI, atribuido al escultor flamenco Gil de Ronza.

El templo fue declarado Bien de Interés Cultural en el año 1983. Durante muchos años se vino encargando del repique de campanas Raimundo BAILÓN.

Hay quien afirma que en Fuentelcarnero está enterrado Don Gaspar de Gricio, notario que fuera secretario de los Reyes Católicos y más tarde de la reina Doña Juana.

Personaje Ilustre de este pueblo fue Pablo MONTESINO, nacido en Fuentelcarnero en 1791 y fallecido en Madrid en 1849. Pedagogo español de ideas liberales, estuvo desterrado entre 1823 y 1833. Sus trabajos se centraron en la educación de párvulos y la formación de maestros.

Fue el creador de la 1ª Escuela Normal en España, fundada en 1839 y autor de “El manual del maestro del párvulo (1840)”, primer tratado teórico sobre el tema realizado en España.

La fiesta de Fuentelcarnero es «EL LUNES DE PENTECOSTÉS», en la que se honra a la Virgen del Villar y se celebra el día 31 de Mayo. Últimamente, cuando la fiesta no cae en fin de semana, se viene trasladando al fin de semana más próximo.

Tengo raíces en este pueblo, ya que mi padre, también Domingo MIGUEL, era hijo de Encarnación BAILÓN TOMÉ, nacida en Fuentelcarnero, que fue hija a su vez de Aureliano BAILÓN y Encarnación TOMÉ.

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La primera vez que visité el pueblo, lo hice en mi adolescencia acompañado de mi difunto padre.

Mi segunda visita, el día 30/08/2003, fue triste por partida doble, había fallecido Manuel PÉREZ, viudo de mi tía Encarnación Pérez, que recibió su nombre por mi abuela, que fue su madrina, y yo había perdido hacía poco a mi padre, acompañándome su hermana, mi tía Indalecia y mi madre.

Al menos era agradable el panorama a ambos lados de la carretera, con una inusitada vegetación, contrapuesta con el resto del pedregoso paisaje.

Me contaba mi tía que la iglesia, en su tiempo, fue grandiosa y contenía un gran osario, habiendo unas cancelas metálicas que evitaban que los huesos cayeran hacia el recinto, viniéndose abajo gran parte del templo hace algunos años.

Pude personalmente admirar los restos de la iglesia, que me causaron una honda impresión y contemplé, de pasada, el Cristo del S. XVI y la Virgen del Villar.

Mi tercera visita al pueblo, el día 23/06/2007, vino marcada igualmente por la desgracia, acudiendo junto con mi madre a la misa del cabo de año por la pérdida de mi tío Victorino, que guardaba cierto parecido con mi padre, aprovechando para saludar a la familia.

Espero en el futuro ir más a menudo, simplemente a saludarlos.

Personaje actual, que merece mi más sincera admiración es precisamente un pariente mío, Juan Manuel PÉREZ PÉREZ, hijo de Manuel PÉREZ y de mi tía Encarnación PÉREZ.

                                                    

Guardia Civil jubilado, se inició en su afición a las tallas en 1982, realizando trabajos, principalmente en madera, siendo su materia prima preferida “el nogal”. No obstante trabaja igualmente otro tipo de maderas y piedra como la de Villamayor, si bien entraña mucha mayor dificultad la talla de la madera.

Por encargo del pueblo y de manera altruista, en menos de un mes realizó un BUSTO de Pablo MONTESINO a partir de un autorretrato, que era la única imagen que tenían del mismo, así como el escudo de la localidad.

Todo ello realizado con piedra de Jambrina, que es parecida a la de Villamayor, se encuentra presidiendo la plaza del pueblo.

Pablo montesino Foto S.R.


Entre sus obras predomina la temática religiosa, reproduciendo de memoria escenas que ha contemplado a lo largo de su vida, si bien ha sacado muchas ideas de sus visitas a las diferentes exposiciones de las Edades del Hombre.

Es un gran artista que ha realizado numerosas exposiciones, encontrándose entre sus trabajos más relevantes en madera: Tallas de “SANTA TERESA DE JESÚS”, “SAN JUAN DE LA CRUZ”,” SANTA GEMA”, relieves como “EL DESCENDIMIENTO”, “LA VIDA PÚBLICA DE JESÚS”, “LA ÚLTIMA CENA”, “LA CARPINTERÍA DE NAZARET”, una reproducción de “LAS LANZAS”, “EL PEREGRINO” camino de Santiago, una “PAREJA DE LA GUARDIA CIVIL”.

Tiene también “UN ARCÓN” realizado con 13 tipos diferentes de madera (principalmente nogal, aunque también lleva boj, ébano, encina, oliva, hueso), a modo de puzle realizado con piezas taraceas, en cuyo centro está representado el Patio de Reyes de El Escorial.

En piedra se puede mencionar entre otras obras una reproducción de “LA SAGRADA FAMILIA”.

Su última obra de la que tengo conocimiento es un cuadro tallado en madera y policromado que representa “EL ESPONSORIO DE LA VIRGEN”, que entregó a la Iglesia de Fuentelcarnero el día 22/05/2010 con motivo de la fiesta de la Pascua de Pentecostés.

HAY ALGO QUE “HUELE MAL” EN FUENTELCARNERO

Es verdad que últimamente algo “huele mal” en Fuentelcarnero, no me extraña, con 9.000 cerdas de cría distribuidas en cuatro granjas que han empezado a funcionar no hace mucho en este pueblo.

El crecimiento del ganado porcino ha sido inversamente proporcional al crecimiento de la población humana y aunque creo que siempre será bueno para el pueblo que al menos le den vida estas explotaciones, hay que pagar un tributo por ello, sobre todo cuando se remueven las purinas para retirarlas en camiones, en todo el término “no hay quien pare”, hasta se te pega el olor a la ropa.

En fin, que el tráfico de camiones y vehículos en general, harán que se vayan arreglando los accesos al pueblo, que últimamente estaban totalmente abandonados.

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